Profecía autocumplida

La primera vez que escuché hablar sobre este fenómeno en psicología entendí muchas cosas. Entendí cómo mis compañeras de clase que estaban etiquetadas de “rebeldes”, nunca dejarían de comportarse así. Comprendí por qué en cada clase había una “empollona” que siempre sacaría mejores notas que ninguna y confirmé por qué a mí nunca me saldría la voltereta lateral.

La profecía autocumplida es una creencia a cerca de las características de una persona o grupo, versa sobre su conducta y comportamiento; de forma que al esperar que se comporte de una manera concreta, finalmente lo hace. Traducido a un lenguaje más sencillo: si un entrenador no espera nada de un deportista a su cargo, porque considera que no tiene cualidades suficientes, éste finalmente no mejorará en su deporte, confirmando la creencia del entrenador, que por tanto, seguirá sin esperar nada de él.

Desgraciadamente, este fenómeno lo vemos muy a menudo: en el colegio, en los deportes, incluso entre los adultos (cuando un jefe no cree en sus empleados). Por algún motivo, si no se cree en esa persona, nuestro comportamiento le trasmitirá esa creencia, teniendo un impacto letal para el futuro de la persona en cuestión. Este fenómeno, se conoce también como el efecto Rosenthal o el efecto Pygmalión. Fue estudiado en 1973, cuando este autor observó como las maestras influían en el rendimiento escolar de sus alumnos. De forma aleatoria, en un experimento, se le dieron resultados falsos (ellas no lo sabían) a cerca de sus alumnos. Se comprobó cómo las maestras proporcionaban un ambiente más cálido y mayor atención a aquellos alumnos etiquetados como brillantes. A lo largo del curso, se comprobó cómo efectivamente, estos alumnos mejoraban en su rendimiento escolar, a pesar de que la etiqueta que le dieron en el experimento no tenía por qué corresponder con la realidad.

¡Entrenadores, profes, jefes, muy atentos al efecto Pygmalión! Tened cuidado con esas creencias que determinan el futuro de las personas que están avuestro cargo. Como decía, Goëthe: “tratad a las personas no como lo que son ahora, sino como aquello que pueden llegar a ser”, pues sólo si le demostramos que pueden mejorar, efectivamente lo harán. No dejéis que un mal resultado etiquete y comprometa sus posibilidades. Dadles siempre la oportunidad de la mejora.

Tampoco podemos obviar que la profecía autocumplida también la podemos poner sobre nosotros mismos: si crees que no puedes conseguir algo, efectivamente no lo harás. Aquello que piensas sobre ti mismo, se terminará convirtiendo en una realidad. Si piensas que no puedes, te sientes inútil, incapaz, nervioso a la hora de hacerlo, y al final, tu conducta, estará llena de dudas, que te llevan a cometer ese error que tanto temes.

Abandonemos la profecía autocumplida y démonos una oportunidad. Aunque tu experiencia te haya dicho que cometes muy a menudo ese error, no significa que lo vayas a hacer de por vida. Date la oportunidad de demostrarte a ti mismo que no hay nada escrito, lucha contra esas creencias que te determinan y demuestra, que al final, no hay nada escrito.

 
Zoraida Rodríguez Vílchez
@ZoriPsicologa para IDEAL GRANADA

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